Introducción de Viaje a Ixtlán.
La Vía Chamánica está a la altura de las otras vías espirituales como la del Zen o el Sufismo. Todas las vías espirituales conducen al mismo centro.
El chamanismo, una forma arcaica y arquetípica del conocimiento humano, es como un viaje que no tiene fin. En estos tiempos y para muchos intelectuales o escépticos, es casi una búsqueda de la esencia de un saber o conocimiento legendario, pero para otras personas, más abiertas a la aventura es algo como un rescate a través del tiempo. Todas las tradiciones místicas, orientales y occidentales, reconocen la existencia de cosas que pueden ser "sentidas" pero no descritas. Existen ciertas cualidades básicamente intrínsecas de la experiencia sensorial que hacen casi imposible o imposible su expresión a través de la palabra. Y esto parece ser algo muy íntimo para cada persona.
El Chamanismo puede definirse desde diferentes ángulos y muchos aspectos y también desde los particularismos regionales o culturales. Para Mircea Elliade, "El Chamanismo es una de las más antiguas tradiciones humanas. Su concepción del hombre y de la realidad se encuentra en todos los continentes del planeta, situado en el origen de los principales sistemas religiosos y espirituales del mundo." Describe la tarea del chamán como producir algo de un orden completamente nuevo, una realidad ajena a nuestro mundo que, sin embargo, constituye una parte completa de nuestro mundo natural "profano". El análisis académico del Chamanismo sigue siendo el estudio racional de lo irracional, es decir, un contrasentido. No olvidemos nunca que se trata de experiencia. También se define como un método de curación por éxtasis siendo un conjunto de técnicas que apuntan a activar, mantener e interpretar experiencias y estados del imaginario. Distingamos el éxtasis, que mira hacia el exterior, del enastasis, vuelto hacia el interior, inducido, por ejemplo, por técnicas de meditaciones. Recientes investigaciones en psicología y en fisiología demostraron empíricamente el papel del imaginario en la construcción del síntoma patológico y en la recuperación fisiológica. Las implicaciones de la física cuántica, de la metafísica y de la psicología profunda, se juntan con las Vías del Conocimiento Sagrado y la sabiduría del hombre del alba de la humanidad'. Se asiste hoy a una renovación del interés por esta superior forma de vida religiosa. Se podría percibir que esta resurgencia trata un fenómeno prepolítico, cuando todas las religiones iniciadas como experiencia espiritual, se han politizado y burocratizado. El Chamanismo acude al aspecto democrático de la vida espiritual, a un nivel de experiencia posicionado en un punto central.
Para Michael Harner, antropólogo, "La Vía Chamánica requiere simultáneamente comprometerse en la desintegración y la disolución del ser, y penetrar en el caos de manera consciente. Yendo hasta el extremo de los límites, manteniéndose más allá y fuera de sí mismo, el chamán concibe el éxtasis como la condición de un perfecto autorefrenamiento, aunque las pruebas y los viajes en los mundos oscuros infrinjan a su alma torturas que sólo pueden afrontar personas de su especie". Para desempeñarse en la compleja red de la realidad, el chamán, acude a varios métodos que modifican sus estados de conciencia. Participan la meditación, la concentración y la respiración, permitiéndole refinar su percepción de la realidad, su conocimiento del mundo, procurándole mientras el acceso al mundo sagrado. La voz, en particular en las sesiones de curación, es mediadora entre la dimensión espiritual y la dimensión profana, expresión existencial en suma de un orden cósmico velado. Con frecuencia las canciones son meros fonemas puestos de punta a punta (¡sin valor fonémico!). No existe una interpretación que les concierna ni traducción comprensible en el lenguaje de la realidad ordinaria, sólo impresiones. Quizás sirvan para contornar la parte lógica del cerebro y excitar su lado intuitivo.
El Chamanismo siempre ha existido en todas las tradiciones y en todos los continentes. En él están los fundamentos de todo tipo de salud. Aunque hay diversas formas de Chamanismo, en general, todas ellos consideran que existe el cuerpo, la mente y el espíritu. En el Chamanismo, los trastornos son, en última instancia, la ausencia del espíritu en la persona, porque éste está velado por los conflictos psicoemocionales, siendo su origen diverso. Es por esta razón por la que tantos chamanes hacen sus rituales para traer al espíritu de nuevo al cuerpo, puesto que ha sido el conflicto psicoemocional u otras interferencias, lo que desplazó al espíritu. En realidad, aunque el espíritu puede estar más o menos oculto, no manifiesto, sigue estando siempre en el cuerpo de la persona. El Chamanismo Ecléctico trata de integrar un Chamanismo transcultural y formar una unidad con todo tipo de Chamanismo, partiendo de los fundamentos cosmológicos y las técnicas empleadas para optimizar y sanar la salud física, emocional, psicológica y del espíritu a la persona. Considera en lo que todos coinciden, respeta las diferencias de formas, y no pierde el tiempo en batallas ya de antemano perdidas; tiende a un modelo constructivo, unificado y de integración. Ya se ha consumido demasiada de nuestra energía en discusiones en honor de la importancia personal, perdiendo nuestro poder energético y confundiendo a los demás.
Los brujos yaqui forman parte de una tradición cerrada, de la sociedad de los brujos de México; cofradía, ésta, que se extiende por todo el territorio mexicano, hasta el sur de Estados Unidos; tradición sincrética de los herederos de sacerdotes y chamanes precolombinos.
El Chamanismo mesoamericano que practicaba don Juan Matus, recogido por
Carlos Castaneda, es un sistema de prácticas que facilitan el acceso a una realidad
aparte. Algunos de los elementos de esta vía del guerrero son:
- La figura del chamán o guía.
- Las realidades ordinaria y aparte.
- El tonal y el nagual.
- El trabajo con el ego.
- Los pinches tiranos.
- La importancia personal.
- La cháchara mental.
- El desapego.
- Los niveles de atención.
- La voluntad del guerrero.
- Los no-haceres.
- La impecabilidad.
- El arte del acecho.
- La intención.
- El punto de encaje.
- El ensueño.
- Las emanaciones del Águila.
- Los campos energéticos.
Según la Vía Chamánica, aquel que desea convertirse en hombre de conocimiento, debe sortear con éxito el encuentro con los “cuatro enemigos naturales”.
El primero de estos es el miedo, que lo embargará en cuanto comprenda a qué aterrador universo está ingresando. Pese al miedo que hará vibrar cada fibra de su espíritu, él no debe detenerse. De persistir siempre en su desafío al miedo, llegará el instante en que el miedo cederá y posteriormente se retirará.
En esa instancia, el aprendiz comienza a sentirse seguro de sí mismo. Su intención se fortifica, y ello lo hace a él mismo más fuerte. Ha llegado a la claridad de la mente y la intención, que, paradójicamente, se constituye en su segundo enemigo. Es que la claridad es capaz de encegarlo, dado que ya no duda de sí mismo y se siente impelido a realizar cuanto quiera. Cegado por su misma claridad, el discípulo no podrá seguir aprendiendo, y así habrá sido derrotado por su segundo enemigo.
Para evitarlo, el aprendiz deberá desafiar a su misma claridad, minimizándola hasta comprender que entregarse a ella, como al miedo anteriormente experimentado, también es un error. Habiendo derrotado a la claridad, se convertirá en un cazador de poder, nada ya podrá hacerle daño.
Tendrá la capacidad de hacer lo que le plazca con su poder… que será su tercer enemigo.
El poder lo transformará en un esclavo suyo, haciéndolo veleidoso y cruel. Desafiando a su propio poder personal, el aprendiz comprenderá que lo que suponía su poder no era tal, que nadie posee al poder como no sea el poder mismo. Una vez logrado esto, habrá arribado el final de la senda del conocimiento: sabrá cuándo y de qué manera emplear su poder personal, sin que el miedo ni la claridad lo dominen.
Sin embargo en este momento, se enfrentará al último y más terrible de sus enemigos. Este no es otro que la vejez, que lo impulsa permanentemente a descansar y a olvidar cuanto ha conocido y experimentado.
En caso de que logre vencer a este poderoso enemigo, en acecho constante, podrá ser considerado cabalmente un hombre de conocimiento.
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