"En épocas semejantes, se percibe claramente el fin que persigue el esfuerzo colectivo; los deberes son sencillos y explícitos; la vaguedad y la incertidumbre de los ideales de los tiempos de paz desaparecen ante la agudeza con que se presenta definido el ideal en tiempos de guerra, ideal que se expresa así: vencer cueste lo que cueste; las asombrosas complejidades de los moldes sociales de tiempos de paz son reemplazados por el molde, de hermosa sencillez, de una colectividad que lucha por su existencia. El peligro fortalece el sentimiento de solidaridad social y precipita el entusiasmo patriótico. La vida adquiere sentido y significado y se vive en un diapasón elevado de intensidad emotiva."
El Fin y los Medios, pag. 136
"Todos los métodos existentes para prevenir las guerras se caracterizan por uno o dos defectos principales. O son intrínsecamente malos, como las sanciones militares, y por ello incapaces de obtener resultados que no sean nocivos (los resultados del empleo de la violencia de la astucia ilimitada son siempre exactamente los mismos, ya sea cuando el procedimiento se le denomina simplemente guerra o cuando se emplean eufemismos tan encantadores como los de 'sanciones', 'seguridad colectiva', 'acción de policía internacional'), o son solamente piezas de una maquinaria más o menos bien ideada, incapaces de afectar por si solos las causas fundamentales de las guerras."
El Fin y los Medios, pag. 130
"La guerra moderna destruye con el máximo de eficiencia y el máximo de indiscriminación, y en consecuencia, implica injusticias mucho más numerosas y mucho más graves que las que se pretendan enmendar. (...) Las guerras no concluyen con las guerras; las más de las veces terminan por una paz injusta, que hace inevitable otra guerra de venganza."
El Fin y los Medios, pag. 123
"La guerra no es una ley natural, ni siquiera una ley de la naturaleza humana. Existe porque los hombres así lo desean; y sabemos, así nos lo enseña la historia, que la intensidad de ese deseo ha variado desde el cero absoluto hasta el máximo frenesí. "
El Fin y los Medios, pag. 106
"La guerra es un fenómeno exclusivamente humano. (...) El hombre es único en eso de organizar matanzas en masa dentro de su especie. (...) Las guerras tienden a eliminar a los jóvenes y a los fuertes y perdonan a los enfermizos (...) desde el punto de vista del individuo, la guerra es una selección a la inversa; (...) Existen hoy algunas sociedades humanas primitivas -la de los esquimales, por ejemplo-, para las cuales la guerra es algo desconocido y hasta inconcebible. Sin embargo, todas las sociedades civilizadas son guerreras."
El Fin y los Medios, pag. 101
"Todo país que pretenda utilizar la guerra moderna como instrumento para realizar un programa político, debe tener un ejecutivo todopoderoso y altamente centralizado. De aquí que resulte absurdo hablar de defender a las democracias por la fuerza de las armas. Una democracia que haga, o que, sin más, pretenda prepararse eficazmente para la guerra científica moderna, debe necesariamente dejar de ser una democracia. (...) Los tragadores de fuego de las izquierdas, que en el transcurso de los dos últimos años han estado pidiendo que los países democráticos contesten con firmeza (es decir, acción militar) las agresiones fascistas, han estado pidiendo en realidad que se acelere el proceso mediante el cual los países democráticos se están transformando, gradual pero sistemáticamente, en la imagen de los países fascistas que tanto detestan."
El Fin y los Medios, pag. 73
"Los pueblos se preparan para la guerra, entre otras razones, porque la guerra forma parte de las grandes tradiciones; porque la guerra los estimula y les proporciona algunas satisfacciones personales o sustitutivas; porque viven en una sociedad dentro de la cual se venera el éxito cualesquiera hayan sido las formas en que se ha obtenido, y dentro de la cual la competencia parece más 'natural' que la cooperación, porque en las circunstancias actuales es más habitual."
El Fin y los Medios, pag. 53
"Casi todos desean la paz y la libertad, pero son muy pocos los que tienen gran entusiasmo por las ideas, sentimientos y actos que hacen factibles esos ideales. Inversamente, casi nadie quiere la guerra o la tiranía, pero son muchos los que hallan un placer intenso en las ideas, sentimientos y actos que llevan a esas calamidades."
Nueva visita a un Mundo Feliz, pag. 64
"La idea de que la guerra entre naciones es justa, adecuada e inevitable continúa siendo una especie de axioma y, por así decirlo, una necesidad del pensamiento. Las espantosas experiencias de los últimos treinta años no le han enseñado a la humanidad colectiva precisamente nada. Las naciones del mundo continúan pensando, sintiendo y obrando según los antiguos modos - los modos que son positiva garantía de una caída en la catástrofe. Si los aglomerados sociales son incapaces de aprender aun con la más amarga clase de experiencia, ¿de qué modo comunicar la lección indispensable?"
La Doble Crisis, pag. 27
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