Los brujos nos hacen ver que la total naturaleza de la realidad es diferente a nuestro concepto de ella, o sea lo que nos han enseñado a creer que es la realidad. Intelectualmente estamos dispuestos a jugar con la idea que la cultura predetermina nuestra existencia, nuestra conducta, lo que estamos preparados para aprender y lo que podamos sentir. Pero no estamos dispuestos a corporizar esta idea, aceptarla como una propuesta práctica y concreta, y la razón es que no queremos aceptar que la cultura también predetermina lo que somos capaces de percibir.
Los brujos saben que la realidad o el mundo tal y como lo conocemos, consiste apenas de un acuerdo extraído a cada uno de nosotros. Se podría hacer que ese acuerdo se derrumbe dado que es apenas un fenómeno social, y cuando se derrumba todo el mundo se derrumba con él.
Los brujos derriban los parámetros de la percepción socialmente determinada, y para comprender lo que quieren decir con eso, uno debe convertirse en un practicante, uno debe comprometerse, uno debe prestar la mente tanto como el cuerpo. Debe ser una rendición consciente y sin miedo.
Un principio básico en el chamanismo es que existen dos realidades y que la percepción de cada una de ellas depende del estado de conciencia del individuo. Por lo tanto, aquellos que se encuentran en un "estado de conciencia ordinario" perciben sólo la "realidad ordinaria". Aquellos que se encuentran en el "estado de conciencia chamánica" son capaces de entrar y percibir la "realidad no ordinaria". Se les llama realidades a ambas porque la experiencia de cada una es empírica. Se reconoce que cada una de ellas tiene sus propias formas de conocimiento y relevancia para la existencia humana.
La realidad no ordinaria no es una realidad consensual e indudablemente, si lo fuera, los chamanes no tendrían función alguna, ya que su responsabilidad es alterar su estado de conciencia y percibir lo que otros no pueden percibir. Una de las características que distingue al chamán es la capacidad de moverse a gusto entre ambas realidades con disciplina y propósito para sanar y ayudar a los demás.
Un principio corolario es que las formas individuales que se encuentran en la realidad no ordinaria son reales en sí. Se les llama "espíritus" y el practicante chamánico los considera reales porque interactúa con ellos. Esta interacción implica percepción directa con todos los sentidos. En otras palabras, para el practicante chamánico la existencia de los espíritus no es una creencia ni una hipótesis, sino un hecho empírico. En la realidad no ordinaria los chamanes ven, tocan, huelen y oyen a los espíritus; para ellos son tan reales como los seres humanos con quienes interactúan en la realidad ordinaria. A medida que desarrolla su trabajo, el chamán va descubriendo cuáles de los entes que ha encontrado son de ayuda personal o espíritus tutelares que ofrecen ayuda milagrosa para sanar y predecir.
“El mundo es tal como parece y sin embargo no lo es. No es tan sólido y real como nuestra percepción nos ha llevado a creer, pero tampoco es un espejismo. Nosotros percibimos. Pero lo que percibimos no es un hecho del mismo tipo, porque aprendemos qué percibir”
La realidad es una, pero tiene dos aspectos diferentes: el tonal y el nagual. El tonal es la realidad que podemos percibir con los sentidos y se asocia con la razón y el habla; con el lado derecho; con el primer anillo de poder, y con la llamada primera atención, la atención de nuestra mente racional. La otra realidad es el nagual que se asocia con la voluntad y los actos; con el lado izquierdo; con el segundo anillo de poder, y con la llamada segunda atención. Esta segunda atención es con la que percibimos esa otra realidad que no tiene forma, y que no se puede describir, sino simplemente atestiguar.
Estos dos aspectos de la realidad, también están presentes en el ser humano, y ambos conforman un todo. Sin embargo, el hombre corriente usa solo una parte de su totalidad: el tonal. El hombre corriente, sin proponérselo, realiza un gran acto de "brujería" que consiste en elaborar, con la razón, un maravilloso y complejo mundo de ideas a las que él interpreta como la única realidad. Transformar el mundo energético y de seres luminosos que nos rodea en un mundo de "objetos sólidos" es una labor descomunal de "brujería". Pero el hombre corriente se queda ahí y no explora más posibilidades.
En cambio el brujo entra en el nagual, lo percibe, usando su voluntad, esa voluntad que se asocia con el sentir, el soñar y el ver. El brujo que entra en el nagual ve las fuerzas de la Naturaleza, y lo que hace es seguir esas fuerzas, ir a favor de ellas, a diferencia del hombre corriente, que se opone a ellas. Y ese brujo no se apoya en razonamientos, sino en actos.
Cuando nace y cuando muere, el ser humano lo hace con su totalidad, ¿por qué entonces no vivir plenamente con nuestra totalidad si hemos de morir con ella? Desde el momento de nacer el niño está siendo enseñado por “innumerables maestros”. Todas las personas que se ponen en contacto con él, desde sus padres y parientes hasta compañeros de colegio, vecinos, etc., son maestros que le están dando constantemente una descripción del mundo, le están diciendo cómo es el mundo, y él va aceptando poco a poco esa descripción. Si no la acepta del todo pueden venir los llamados problemas de adaptación. Pero lo importante de esto es saber que nuestra idea del mundo no es más que una descripción. Tenemos una, pero podríamos tener otra diferente. De hecho, cada persona tiene su propia imagen del mundo, aunque hay una que predomina socialmente, que prevalece, por simple consenso tácito de la mayoría.
Lo importante de esto es tomar conciencia de que, en realidad, no sabemos cómo es el mundo; aceptamos una descripción de él, pero el mundo no es así, simplemente: nosotros lo vemos así.
Cualquier descripción del mundo que nos hagamos la hacemos con la razón, que está asociada al habla, que percibe la forma de las cosas, pero no su esencia. El hombre corriente sólo mira, pero no ve. El brujo y el hombre de conocimiento ven. Por ejemplo, el ser humano es una especie de huevo luminoso para alguien que ve. Nuestra esencia como seres es la luz, somos seres luminosos, pedacitos de sol, y para un brujo aparecemos así.
Este ver -o clarividencia- lo poseía por ejemplo el sabio y médico Paracelso, quien veía la naturaleza oculta de las plantas y de los minerales, y podía ver sus propiedades curativas. Este ver implica un conocimiento y un contacto con la Naturaleza, que es en definitiva lo que caracteriza al brujo y al hombre de conocimiento. Por ello Don Juan hablaba con las plantas, hablaba con los animales... Porque todo está vivo, y esta es también una de las premisas de la verdadera magia.
La concepción de la realidad y la concepción de la realidad de los chamanes, está ligada al movimiento del punto de encaje. Los chamanes sostienen que cualquier cosa que percibimos delante nuestro está determinada por la ubicación del punto de encaje. Nacemos dentro de esta realidad..... Ahora bien, los chamanes miran la realidad de forma inmediata. En vez de funcionar con apariencias de la manera en que nosotros lo hacemos en la vida cotidiana... nosotros no percibimos directamente. Nosotros ya hemos filtrado nuestra percepción a través del lenguaje, a través de nuestra cultura, a través de nuestras experiencias pasadas. No estamos percibiendo directamente. El entrenamiento de los chamanes es para regresar a esa percepción directa de la realidad.
Ellos se hacen las mismas preguntas que los fenomenólogos: ¿Qué es la percepción? ¿Qué es la realidad? ¿Qué es el acordar? Pero ellos dicen que la percepción es realmente un asunto de tener el punto de encaje en la misma posición. O, digamos que el acordar es que todos tengan el punto de encaje en el mismo lugar. Cuando se mueve de ese lugar, se constituyen otras realidades tan reales como esta en la que nos encontramos ahora.
Todos nosotros tenemos la sensación que allí hay algo más pero no tenemos la energía para asirlo. O sentimos que nos gustaría ser diferentes o más coherentes, más claros, más vitales. Pero no lo somos. No podemos por la carga de la sociedad, de nuestro trabajo, de los asuntos de la vida diaria, por nuestras preocupaciones en torno a nosotros mismos, qué es lo que va a pasar conmigo, a mí, a mí mismo, y yo, son los asuntos principales. No tenemos energía para nada más.
Existe otra posición que todos nosotros podemos tener y que deberíamos activar. Deberíamos usarla como un contrapeso y eso es lo que nos va a dar la energía para no ser influenciados por la vida cotidiana. Nos va a dar... nos permite tener una pequeña plataforma fuera del atolladero en donde estamos y nos permite ver desde una perspectiva diferente.
"Empecemos con la definición de chamanismo porque eso es muy básico. El chamanismo, básicamente, es la habilidad de percibir más de lo que está asignado por el mundo en el cual hemos nacido. Los chamanes intentan expandir la percepción y tienen ciertas técnicas: ensoñar, acechar, técnicas para "observar". Todas ellas conducen a desplazamientos del punto de encaje y a llegar a renunciar a tus posesiones el mundo cotidiano, para que seas capaz de percibir más. ¿Cómo puedes percibir otra realidad si solamente estás entregado a percibir ésta? Es una contradicción. No se puede hacer. Tienes que soltar.
Es como el mono que tiene su puño dentro de una botella y está agarrando un puñado de nueces. No puede sacar el puño. Está atrapado ahí, pero si suelta lo que está agarrando, puede sacar su mano de la botella y liberarse. Así que los chamanes sueltan sus posesiones, ese manojo de nueces al cual todos estamos aferrados, y que consiste en las expectativas que tenemos con respecto a nosotros mismos y lo que nos enseñaron sobre cómo es el mundo.
Tú sueltas eso y por el mismo hecho de soltar, otra cosa entra, otra cosa ingresa suavemente. Y, eso es lo que hacen los chamanes."
"Decididamente, puedo decir que tener energía, estar energéticamente vivos, ser capaces de utilizar el cuerpo energético, tener una alternativa, estar claros, sobrios, es definitivamente mejor, superior, que estar siempre en un estado de letargo, de confusión, de desilusión, o de picos extáticos y luego profundas depresiones, o el sentimiento de estar atrapados, que muchas personas tienen con respecto a sus trabajos. Ellos sólo pueden escapar haciendo rafting en el río Colorado.
Los chamanes dicen: no te limites a esa clase de escape o a las drogas o a lo que sea, fumar cigarrillos, o sexo. Estas son formas de escapar a las limitaciones de nuestra vida cotidiana. Los chamanes dicen: no aceptes sólo las migas. Toma todo. Ellos son tan codiciosos como pueden serlo. Ellos quieren estar vivos con la totalidad de sí mismos. Y todo el mundo tiene ese potencial, tiene la oportunidad".
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1 comentario:
Aqui Don Juan habla sin decir nada, ¿acaso no son humanos los chamanes? Si no comen cagan y mean ni duermen se mueren. No podrías asir la ilusa realidad paralela ni aunque bailara desnuda delante de ti. Ni siquiera él pudo.
Parecen negarse a aceptar que la existencia seguirá siendo una cosa rara y con frecuencia molesta. ¿Como es que los naguales siguen siendo gente desperdigada y sin recursos? ¿Como es que no han percibido los problemas del mundo bajo las sectas satanicas que lo gobiernan? Unos viles fumetas parecen y poco mas. Aun transformados sospecho que precisan de comer mear y cagar y ni aun sin tales lacras existenciales se podria llegar demasiado lejos bajo la atrofiada vida orgánica del ser humano.
Y realmente uno se harta de los voluptuosos susurros de la mente cuando habla de esa realidad aparte, que no conduce a nada y que no puede ser arrancada de su sitio.
¿A quién le vale, a quién le importa?
Aun con todo siguen agobiados por recapitular y ensoñar... y nunca se sabe si el aguila lo aceptará.
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