sábado, 8 de septiembre de 2007

Los pinches tiranos.

Trabajar con los pinches tiranos es el refinamiento del arte del acecho.

"Don Juan dijo entonces que en los inventarios estratégicos de los guerreros, la importancia personal figura como la actividad que consume la mayor cantidad de energía, y que por eso se esforzaban por erradicarla.

Una de las primeras preocupaciones del guerrero es liberar esa energía para enfrentarse con ella a lo desconocido –prosiguió don Juan-. La acción de recanalizar esa energía es la impecabilidad.

Dijo que la estrategia más efectiva fue desarrollada por los videntes de la Conquista, los indiscutibles maestros del acecho, y que consiste en seis elementos que tienen influencia recíproca. Cinco de ellos se llaman los atributos del ser guerrero: control, disciplina, refrenamiento, la habilidad de escoger el momento oportuno y el intento. Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero que lucha por perder su importancia personal. El sexto elemento, que es quizás el más importante de todos, pertenece al mundo exterior y se llama pinche tirano.

- Un pinche tirano es un torturador –dijo-. Alguien que tiene el poder de acabar con los guerreros, o alguien que simplemente le hace la vida imposible.

Don Juan sonrió con un aire de malicia y dijo que los nuevos videntes desarrollaron su propia clasificación de los pinches tiranos. Aunque el concepto es uno de sus hallazgos más serios e importantes, los nuevos videntes lo tomaba muy a la ligera. Me aseguró que había un tinte de humor malicioso en cada una de las clasificaciones, porque el humor era la única manera de contrarrestar la compulsión humana de hacer engorrosos inventarios y clasificaciones.

- De conformidad con sus prácticas humorísticas los nuevos videntes juzgaron correcto encabezar su clasificación con la fuente primaria de energía, el único y supremo monarca en el universo, y le llamaron simplemente el tirano. Naturalmente, encontraron que los demás déspotas y autoritarios quedaban infinitamente por debajo de la categoría de tirano. Comparados con la fuente de todo, los hombres más temibles son bufones, y por lo tanto, los nuevos videntes los clasificaron como pinches tiranos.

La segunda categoría consiste en algo menor que un pinche tirano. Algo que llamaron los pinches tiranitos; personas que hostigan e infligen injurias, pero sin causar de hecho la muerte de nadie. A la tercera categoría le llamaron los repinches tiranitos o los pinches tiranitos chiquititos, y en ella pusieron a las personas que sólo son exasperantes y molestos a más no poder.

Mi benefactor siempre decía que el guerrero que se topa con un pinche tirano es un guerrero afortunado. Su filosofía era que si no tienes la suerte de encontrar a uno en tu camino, tienes que salir a buscarlo.

Explicó que uno de los más grandes logros de los videntes de la época colonial fue un esquema que él llamaba la progresión de tres vueltas. Los videntes, al entender la naturaleza del hombre, llegaron a la conclusión indisputable de que si uno se las puede ver con los pinches tiranos, uno ciertamente puede enfrentarse a lo desconocido sin peligro, y luego incluso, uno puede sobrevivir a la presencia de lo que no se puede conocer.

- La reacción del hombre común y corriente es pensar que debería invertirse ese orden –prosiguió-. Es natural creer que un vidente que se puede enfrentar a lo desconocido puede, por cierto, hacer cara a cualquier pinche tirano. Pero no es así. Lo que destruyó a los soberbios videntes de la antigüedad fue esa suposición. Es sólo ahora que lo sabemos. Sabemos que nada puede templar tan bien el espíritu de un guerrero como el tratar con personas imposibles en posiciones de poder. Sólo bajo esas circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y la serenidad necesarias para ponerse frente a frente a lo que no se puede conocer.

-Mi benefactor me explicó algo muy interesante. Refrenamiento significa retener con el espíritu algo que el guerrero sabe que justamente debe cumplirse. No significa que el guerrero ande por ahí pensando en hacerle mal a alguien, o planeando cómo vengarse y saldar cuentas. El refrenamiento es algo independiente. Mientras el guerrero tenga control, disciplina y la habilidad de escoger el momento oportuno, el refrenamiento asegura que recibirá su completo merecido quienquiera que se lo haya ganado.

-¿Triunfan alguna vez los pinches tiranos, y destruyen al guerrero que se les enfrenta? –pregunté.

- Desde luego. Durante la Conquista y la Colonia los guerreros murieron como moscas. Sus filas se vieron diezmadas. Los pinches tiranos podían condenar a muerte a cualquiera, por un simple capricho. Bajo ese tipo de presión, los videntes alcanzaron estados sublimes.

Aseguró don Juan que, en esa época, los videntes que sobrevivieron tuvieron que forzarse hasta el límite para encontrar nuevos caminos.

- Los nuevos videntes –dijo don Juan mirándome con fijeza- usaban a los pinches tiranos no sólo para deshacerse de su importancia personal sino también para lograr la muy sofisticada maniobra de desplazarse fuera de este mundo. Ya entenderás esa maniobra conforme vayamos discutiendo la maestría de estar consciente de ser.

Le expliqué a don Juan que lo que yo le había preguntado era si, en el presente, en nuestra época, los pinches tiranos podrían derrotar alguna vez a un guerrero.

- Todos los días –contestó-. Las consecuencias no son tan terribles como las del pasado. Hoy en día, por supuesto, los guerreros siempre tienen la oportunidad de retroceder, luego reponerse y después volver. Pero el problema de la derrota moderna es de otro género. El ser derrotado por un repinche tiranito no es mortal sino devastador. En sentido figurado, el grado de mortandad de los guerreros es elevado. Con esto quiero decir que los guerreros que sucumben ante un repinche tirano son arrasados por su propio sentido de fracaso. Para mí eso equivale a una muerte figurada.

-¿Cómo mide usted la derrota?

- Cualquiera que se une al pinche tirano queda derrotado. El enojarse y actuar sin control o disciplina, el no tener refrenamiento es estar derrotado.

-¿Qué pasa cuando los guerreros son derrotados?

- O bien se reagrupan y vuelven a la pelea con más tino, o dejan el camino del guerrero y se alinean de por vida a las filas de los pinches tiranos."

Carlos Castaneda : El fuego interno

Los pinches tiranos son aquellas personas que nos aguijonean en nuestra
importancia personal. Es un torturador, alguien que le hace la vida imposible al
guerrero, también tiene el poder de acabar con él. Cualquiera puede ser un pinche
tirano para nosotros. Don Juan dice que el guerrero que se encuentra con un
pinche tirano es afortunado, y si no lo encuentra, tiene que ir a buscarlo.

Cada uno tiene su particular pinche tirano, bien sea persona o situación adversa
contraria a la propia voluntad, especialmente aquellas en las que el ego se siente
afectado y amenazado. Situaciones de maltrato, ofensa, humillación, etc.

El pinche tirano nos hace de espejo de nuestra importancia personal, podemos ver
todo aquello que nos hace daño, pero no queremos desapegarnos de ello. El
pinche tirano nos hace de resonador de los elementos negativos de uno mismo.
Proyectamos nuestros problemas sobre los pinches, los cuales reflejan nuestros
propios conflictos.

El problema está en uno, y tiene que ver con la importancia personal, cuando ésta
es muy grande y no tenemos estrategias para manejar las acciones del pinche
tirano, sucumbimos ante él. Pero si nos enfrentamos a los pinches tiranos desde
una posición de poder, entonces templaran nuestro espíritu de guerrero, y
adquirimos la sobriedad y la serenidad necesarias para enfrentarnos con el mundo
de lo desconocido.

Hacer un buen uso de un pinche tirano y no morir en el intento, asegura la
eliminación de la importancia personal y prepara a los guerreros a la comprensión
de que la impecabilidad es lo más importante en el camino del conocimiento. Por
el contrario, si la persona sucumbe ante un pinche tirano, quedará derrotada,
sucediendo que, o bien se agrupa y vuelve a la pelea con más tino, o abandona el
camino del guerrero y se convierte en un pinche tirano.

El defecto fatal es tomar demasiado en serio los sentimientos propios, así como
las acciones de los pinches tiranos. Los guerreros tienen una buena estrategia bien
pensada y están libres de su importancia personal, comprenden que la realidad no
es más que una interpretación personal que hacemos de la misma.

Don Juan comenta la siguiente experiencia con un pinche tirano. Apenas tenía
veinte años de edad cuando consiguió un empleo como jornalero en un molino de
azúcar. Había un capataz que durante varios años le hizo la vida totalmente
imposible sometiéndole a trabajos forzados y a todo tipo de vejaciones. Un buen
día intentó huir, pero el capataz lo alcanzó y le pegó un tiro en el pecho, dándole
por muerto. Su benefactor lo encontró y le dijo: "ese capataz es un verdadero
tesoro, es algo demasiado raro para ser desperdiciado. Algún día tienes que
volver a esa casa". Y así fue. Volvió al cabo de tres años, pero con una buena
estrategia utilizando los cuatro atributos del ser guerrero: control y disciplina,
impecabilidad, refrenamiento y la habilidad para escoger el momento oportuno .
Don Juan volvió al molino sin ser reconocido por el capataz. Gracias a su
estrategia, no sintió ni pizca de orgullo cuando era pisoteado en su importancia
personal, afinando su espíritu y teniendo un control en cada situación. Ejerció el
arte del acecho y exploró el carácter y las debilidades del capataz, pues así conocía
mejor a su enemigo. Don Juan se libró de su pinche tirano haciéndole sucumbir
ante las propias pasiones de éste. Había pasado seis meses en el molino y durante
ese tiempo ejerció los cuatro atributos del ser guerrero, logrando el triunfo. Nunca
sintió compasión por sí mismo, ni lloró de impotencia.

Clasificación de los pinches tiranos:

- Los pinches tiranos tienen el poder de acabar con la vida de sus víctimas a
capricho.
- Los pinches tiranitos hostigan e infringen injurias sin llegar a causar la muerte de
sus víctimas.
- Los repinches tiranitos (o pinches tiranitos chiquititos), producen molestias y
exasperación sin fin.

División de los pinches tiranitos, cuatro categorías:

- Los que atormentan con brutalidad y violencia.
- Los que atormentan creando aprensión.
- Los que oprimen generando tristeza. ;
- Los que atormentan haciendo enfurecer.

La importancia personal es el núcleo de todo lo que tiene valor en nosotros,
siendo al mismo tiempo, el núcleo de toda nuestra podredumbre. Es el modo en
que cada uno construye y maneja la realidad tratando de autoafirmarse y
convencerse de que es real, cuando en realidad es una ilusión. La importancia
personal es nuestro mayor enemigo, por culpa de ella consumimos gran parte de
nuestras vidas sintiendo dolor por las ofensas de los demás. Es un terrible
estorbo, por su culpa nos hacemos vulnerables.

Para erradicar la importancia personal de la vida de los guerreros hay que seguir
las cinco estrategias para alcanzar la invulnerabilidad.

Cinco estrategias o atributos fundamentales del ser guerrero para erradicar la
importancia personal:

- Control y disciplina.
- Impecabilidad.
- Refrenamiento.
- La habilidad para escoger el momento oportuno.
- El intento.

Estos cinco elementos pertenecen al mundo privado del guerrero. Los primeros cuatro elementos pertenecen al mundo de lo conocido. El quinto elemento, el intento se reserva
para la última confrontación, porque pertenece al mundo de lo desconocido. El sexto elemento es el pinche tirano y pertenece al mundo exterior del guerrero.

El control y la disciplina se logra cuando las personas comunes dan el paso para
convertirse en aprendices, esto supone un cambio de ideas con respecto a sí
mismos y al mundo, es entonces cuando se convierten en guerreros. Este proceso
les hace capaces del máximo de disciplina y control sobre sí mismos. Ejercer el
control es afinar el espíritu cuando alguien nos pisotea.

La impecabilidad es el uso adecuado de la energía. Los guerreros hacen
inventarios estratégicos para enfrentarse a sus enemigos y hacen listas de sus
actividades y sus intereses. Después de esto deciden cuáles pueden cambiarse
considerando un mínimo del consumo de la energía y un máximo rendimiento. El
inventario estratégico sólo concierne a patrones de comportamiento que no son
esenciales para nuestra supervivencia y, por consiguiente, hay que eliminar.

El refrenamiento y la habilidad para escoger el momento oportuno es esperar con
paciencia, sin prisas y sin angustia el momento oportuno para "clavarle la espada"
al pinche tirano. Gracias a estos atributos, los guerreros se convierten en hombres
de conocimiento, aprenden a ver, haciéndose videntes.

Por Carlos Velasco Montes, publicado en el sitio Terra Mistica, febrero 2003.
Carlos Velasco Montes: Psicólogo colegiado de Madrid, España. Desde hace
años viene dando talleres sobre chamanismo, especialmente con el tema de los
pinches tiranos. Autor de "Las Enseñanzas del Caballero de la Armadura Oxidada".

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- El trabajo con el ego.

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Las enseñanzas de don Juan.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un verdadero tirano siempre dobla la espada con sus costillas.
Por eso Don Juan no se dio cuenta de que realmente no hizo mas que dar de comer al volador con la muerte de su victima, siendo ahora él, dicho tirano. Que plan mas estúpido, usas la importancia personal de otro para dar de comer a la tuya.

Es para lanzarle piedras al idiota...

Anónimo dijo...

El Mas tirano es Dios. Alabad al Más Tirano, quizá os haga una ayuda al recapitular.

¿Que es el águila? ¿Una imagen de Dios puesta ahi o bien el siervo de éste que se encarga de manifestar todo el universo bajo Su orden? Dios no es el mantel de la mesa, sino quien genera y posee todo nagual y todo tonal. ¡Ah, que incauto asociar a Dios con el mantel! ¡Que torpeza!

Por cierto, ¿que piensan los toltecas de la homosexualidad y de sus comportamientos inherentes? Ese es un buen tema para discutir los rollos de la importancia personal.

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